jueves, 21 de febrero de 2019

No vuelvas (no-return point)

No vuelvas a los arrebatos de conquista
que llevan la civilizada comodidad        al imperio de tus rutinas. Exiliate de nuevo
(pon cualquier excusa) al momento
sin lugar (movimiento sin sentido)
en el que el pensamiento sucedió.

martes, 19 de febrero de 2019

Consumismo

El soniquete de moda
pasa y luego incomoda.
La delicia de un tiempo es la vergüenza
de otro. Las palabras
más cercanas pronto se pierden
junto con los objetos que representaban.
El sonido de los clásicos, la naturaleza,
la condición humana, quién
dará con ellos.
El tarro preciado de las esencias,
robado, ancestral, prohibido, vital, perdido,
quién lo abrirá y quién sabe
qué idiomas saldrán despedidos
de esa fruta probada.
Quién
encontrará palabras tales que pudiera
escribirlas en un fuego perenne
que nunca las consuma.

lunes, 18 de febrero de 2019

Miente memoria

Espoleado por la tenue
anaquel pantalla que tumbado
mimbre, puedo humedecer
la estética valentía de la arena
con un nudillo candente.
Pero si avisas al filo de la e
o si punta de sangre bibliotecas,
entonces no diré sino cesta
tumbada, beso cineasta,
cruel sentido de adiós
miente memoria.

jueves, 14 de febrero de 2019

El bosque efímero

¿Ves ahora el barco de madera,
imitación de aquellos antiguos
que descubrieron un mundo?
El barco fantasma que está
al otro lado del presunto poema,
pantalla o papel, voz o recuerdo.
El viaje simbólico que presumimos
de la intención al sentido y vuelta
hasta dar con el pie de la noticia.
No está. Existe en virtud de una 
ficción muy distinta
a esa donde los hombres otra
danzan y sangran.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Columna

En el disparate del momento.
Asomado a la ventana de
este edificio más o menos bien
sedimentado, si no son
toxinas textuales, esto es,
ideas que se suceden con
más o menos rigurosa funda
mentación, flexibilidad fenomenológica,
cosquilleo argumentativo, cimen
tatura equilibradamente errónea o
tendenciosa.
Respiras porque ardes.

martes, 12 de febrero de 2019

No conviene arrastrar

Ahí, rastrillo, que arañas la tierra,
¿para llevarte qué, recuerdos?,
fantasías masticadas en las muelas
repetidas de los presentes porque jaulas,
porque abarrotas los horizontes (sentimientos)
con tu rastrillo cuerpo, día, opinión, discurso,
arañas ¿qué, el dibujo de la razón?
El texto tan rumiado en esa ¿acaso? mente,
es el rastrillo con el que luego
serás:
rastrillo del recuerdo, objeto del recuerdo,
sujeto del rastrillo. Texto. Cuerpo. Postura.
Posición.
El amanecer vive olvidado apenas ese instante.
Así como esos fuegos son el rastrillo del viento.

lunes, 11 de febrero de 2019

Incendio

¿Cómo encender el corazón de los hombres?
Tienen en su lugar una esponja de sangre,
un sonajero de guerra, que sigue
en proporción el ritmo de sus puños.
En las terrazas no escribe viento ninguno.
La curva o el cabello feliz juguete.
El cinturón, extraña excusa, recita reciente.
Tal vez viven al precio, dudosamente edredón.
Pero sí, pongamos que me resisto.
Si bien, ese viejo viejo remo no lo recuerdo
en timbre, rencor, tormenta, museo ninguno.
¿Cómo encender el corazón de las mujeres?
Tienen en su lugar una esponja de sangre,
un sonajero de guerra, que sigue
en proporción el ritmo de sus puños.

jueves, 7 de febrero de 2019

Extraña

Extraña sucesión de mensajeros
que portan un mensaje que
no es tal sino a su vez
otra sucesión también de mensajeros.
Antiguas rutas hormonales, escaleras
genéticas, caravanas de letras, y así,
portando
esa deriva fluvial de ironía, metáfora y
metonimia cuya dialéctica sintagmática y
paradigmática no encuentra término, ni
mensaje,
sino una sucesión extraña de mensajeros
que portan
sucesiones extrañas de mensajeros,
y así.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Fábula del agua y la piedra

Es el objeto quien gobierna
y el cultivo quien manda.
Los animales, al saberlo,
nos fueron domesticando,
cada uno a su aire.
Cientos de superficies
reflectantes imprimen o tatúan
los yos por el mundo.
Finalmente, la memoria,
que usa a menudo palabras,
inventa como puede lo que luego
creerá que entonces quería.

martes, 5 de febrero de 2019

Epílogo nómada

I
Recuerden que miento cuando digo que fui yo, cuando fueron muchos otros, en mi nombre.

II
Además de recordar que esa era su auténtica búsqueda y de recordar que debían recordarlo.

III
En la superposición de un palimpsesto en un solo idioma, quedan inevitablemente, pequeños puntos sin sombra. Uniendo esos puntos una civilización podría orientarse para dar credibilidad a sus rutas.

V
Catálogo. Moneda. Oasis. Dios. Sombra. 

VI
Hay quien con sombras cose y con luz despunta el extraño valor de cada día.

lunes, 4 de febrero de 2019

VI. Amor nómada

Amor, que deslumbrado cierras
la mirada a la pasión y la razón de los amantes,
con los dedos ausentes de tanto leer
a oscuras con tacto,
con la lengua trabada de no saber
cómo se dice lo que se debe decir
en el momento,
insaciable tu oído de sed de voz,
no te quedes aquí
haciendo mi corazón más viejo,
sino márchate, ve de aquí para allá,
no te estés quieto, despierta
cada día si es preciso,
vete allí, se fiel,
como una frase saltando
entre sus pies y sus pasos,
allí donde camina
la sombra de quien quiero.

domingo, 3 de febrero de 2019

V. Mitología nómada

  Sabemos que la luz; pero, entonces, cómo vivir. Así que digamos que son las cosas. Y entre las cosas y la luz, pongamos los dioses. No diremos que somos nosotros, ni soy yo. Cada cosa, mirada por la luz, iluminada por nosotros, será susceptible de ser un dios. Escribamos o cantemos textos en sombra (la voz es la sombra de la palabra que se escribe).
  Cada cual guarde su conjunto de cosas-dioses-sombras como un salón del tesoro, oasis del desierto, pupitre de biblioteca, yo de entendimiento, y se comporte (en el sentido de llevar como compañero siendo otro) en consecuencia. A eso llamaremos religión. Al repertorio del viajero, mitología; al discurso sobre los viajeros y sus bártulos, teología, filosofía, antropología, política o moral.
  Ahora bien,
  el repertorio de cada viajero, digamos, su maleta, es un repertorio en movimiento. Cada viajero, mientras viaja, porta a su vez un viaje que viaja. Podemos hacer mapas. Los mapas viajan. Podemos hacer itinerarios, de mapa en mapa, de hito en hito, entre unos viajes y otros. Llamemos a eso ídolos: puntos fijos en el repertorio de viajes. Llamémonos a nosotros mismos seres fijos. Finjamos estar quietos.
Y mintamos.

sábado, 2 de febrero de 2019

IV. Entendimiento nómada

 Debiéramos deducir que la intención de la cultura no es la verdad del ser humano o sus objetos, o los objetos no humanos que lo rodean. El objetivo son las sombras. 
Por eso, ideas y símbolos se desplazan con sus significados de aquí para allá, como en la deriva de un mar debajo del cielo, como en el tráfico incesante de una necesidad de comercio. La nitidez de su supuesto entendimiento es sólo un velo para esconder la batalla real entre la luz y la sombra.
Por supuesto, quien pretenda entender luz por luz, sombra por sombra, poco o nada habrá entendido de lo que aquí se ha querido decir o inconsecuentemente se ha dicho. Pues su entendimiento, nómada, viaja en una ruta diferente al entendimiento, nómada, que porta el texto (porta en el sentido de ser una puerta que se mueve, siendo acceso abierto o cerrado en movimiento). Él, el que supuestamente entienda, cree ser, y no ser el portador de un supuesto entendimiento. Cree que es el sentido de lo que sabe, sin saber que cree, en ese sentido. Lo que siente, lo que recuerda y lo que dice, no han salido aún de viaje para él. Vive con fantasmas. Pues sentido, recuerdo, idea y entendimiento viajan cada cual en rutas diferentes. Y lo mismo ocurre con ello, lo que supuestamente entiende este texto.
Y he aquí que, incluso desnudos del sentido de las cosas y sus sombras, nuestro cuerpo inevitable es esta sombra: que cada cual es una sombra que mira otra sombra.

viernes, 1 de febrero de 2019

III. Escritura nómada

 Fue cuando descargaron en la biblioteca la gran remesa de papel, que se descubrió la verdad de la luz en el conocimiento. La gran pila de papel desparramada, por el error de algún estibador, bibliotecario, esclavo o lector, cubriendo pupitres y losetas, iluminando con su nítido reflejo blanco toda la estancia, era tan página vacía imagen de la luz pura.
Agobiado por la presencia poderosa de la luz, que amenazaba la verosimilitud de tantas imaginaciones ficticias, decidió rápidamente, que para soportar (en el sentido de llevar por debajo, siendo el debajo el portador, esto es, invisible) la luz había que ofrecerle a los ojos cuidadas sombras.
Llamó entonces a un ejército de escribas, para que línea a línea, palaba a palabra, letra a letra, trazo por trazo, pusieran, en el blanco luminoso del papel, la dosis adecuada de sombra. Así como un oasis en el desierto, una moneada en la austeridad, una palabra es una sombra valiosa entre la luz de la página que oculta. Y era hermoso, desde fuera, ver la sombra de la reja en la ventana, sobre el escriba que hace sombra con su cuerpo a la letra que es la sombra de la palabra humana en la luz, cuya hoja es el destino.
Pero, como el alfabeto de un idioma no puede cubrir la línea entera, ni la página entera, hicieron más alfabetos, para más idiomas. Grafías curvas compensaban grafías rectas. Líneas verticales compensaban las horizontales. Alfabetos, silabarios, iconogramas, daban cuenta de cada posible pausa. Y así, en la página ideal en la que están escritos todos los textos en todos los idiomas no queda un trozo de luz que escape de la blancura de la página.