martes, 26 de octubre de 2010

.....Carecía totalmente de sentimientos. Jamás nadie pudo intuirle un atisbo de duda, de enfado, de culpa. Carecía de expresión, era imposible encontrar gestos o ademanes que le definieran.
.....No tenía canas, ni arrugas, ninguna pequeña deformidad. De hecho, no tenía nariz, no tenía hombros, ni rostro.
.....Ni alma, ni nombre, ni sombra.
.....No existía.