lunes, 26 de septiembre de 2011

La escalera de Jacob

Comenzó por el error, clarividente descuido.
Paso a paso fue bordando el engaño,
hasta creerse del todo
un perfecto fingimiento.
No me digas que existen esos besos.
Un estado gobernado por un millón de tiranías
difícil o fácilmente podría ser llamado democracia.
Y, sin embargo, intenta aplicar esto a la armonía
del alma, a la tectónica de una catedral
o a la gramática.
Aplícalo al bullir de tus pasiones o al trasiego
de los días. Verás
lo que pasa.
Sólo yo he vivido un otropeyo.