Discuten con sus recuerdos y no
con sus decisiones, porque allí,
en el momento, calienta el sol,
el aire cosmopolita en tóxicos de ahoras
está siendo respirado, en la memoria
no quedan registros de lo que en otras ciencias
se estudia y no se tienen en cuenta en el momento.
Discuten, decía, con sus recuerdos,
se abrazan cruzando carreteras,
cuando hablan, son otros los que hablan,
otros que, cuando hablaron, eran hablados
por voces, aún más antiguas, que tampoco
decidieron lo que se estaba diciendo, porque
son los recuerdos, no ellos, quienes también discutían.
Igual que no se mueren mientras piensan
que se mueren; sino, en situación deseable,
acaso... acaso... mueran mientras piensan.