Rutina, bendición de los amargos
dioses, que nos fabrican nuestros actos,
tenme limpia la casa, los manjares
frescos, la juventud despierta, viva
la imaginación pronta a retenerte.
Cuando te canses piensa que soy yo,
igual que la materia de este mundo.
Que estoy hecho de olvido.
Que en la orilla del nombre,
en la taza del fuego,
trenzo los mil futuros de tus látigos.