martes, 17 de enero de 2012

Tientos

Esta canción desesperante
lleva adelante gritos de amor:
las horas son mi perdición.

Y si el instante fuera el espejo
en el que dejo rostro y terror,
las horas son mi perdición.

Si yo pudiera parar quisiera
esta quimera y este dolor;
las horas son mi perdición.

Detente instante, eres tan bello

¿Y no está el instante, ya, detenido,
en un creciente devenir que no es memoria
sino un conocer borrando lo sabido?
Paseo como quiero por donde mi ser me deja,
y en medio del vacío
aparece tu alma
en forma de puerta.