viernes, 13 de junio de 2014

Vas a ensamblar, no podrás evitarlo.
Vas a hilvanar estructuras remotas:
lo intentarás, es seguro, evitarlo
y no podrás. Yo estaré ahí
diciéndote: estoy roto.
Y esas palabras te sonarán tan huecas.
No harás caso. Unirás. Me llevarás
roto contigo.
Tal vez, sólo tal vez,
hubo en el principio cosas
de las que sólo quedaban luego sus fantasmas.
¿Cómo distinguir fantasmas de cosas?
Y más cuando, después, de los fantasmas
sólo quedaron sus propios fantasmas.
Imagino opciones, soluciones
que son fantasmas. Luego
no sabré distinguir qué pensé,
qué fue imaginación de qué,
qué solución de qué.
Cualquier cosa
pudo haber sucedido
con estos suceder fantasmas.
Y entonces, cuando llegas,
toda cordura se agota.
Y esta es mi realidad
exhausta de tus llegadas.
Convivir con las posibilidades y las ausencias.
No se vaya a enfadar un día con otro.
Que el pensamiento enarbolado en una calle
no enturbie la lluvia en la plaza siguiente,
y así mantenga todo esfuerzo compensado.
Imagine un sitio y dibuje sin ser
malinterpretado.