martes, 19 de agosto de 2014

No corrección

En nuestra mente sólo hay construcción
o nada.
La habitación derruida es otra distinta
a la habitación previa y ambas pueden
visitarse: el original y su vacío. 

(Tal vez el hábito de ver los textos ya excritos nos ayuda a pensar en el individuo como un ser hecho, cuyo hacerse descarta la versión anterior. Si abandonáramos el texto en cada boceto, como hace la ciudad con los cimientos antiguos, y los apocalipsis con los modernos, hablaríamos con el que creemos descartado y tal vez -sólo tal vez, es un deseo- vislumbraríamos las palabras de los que han de venir)