El cuerpo como isla, con sus
ecosistemas, su meteorología:
una isla a la deriva en un océano de profunda oscuridad.
La oscuridad embriaga como la memoria. La memoria
abraza como un cuerpo generando adentros oscuros.
Me habla el minotauro de tus dedos.
La humedad tan fría, la intención caliente
del tacto decidido, distraído de tus dedos.
Recuerdo de sangre el hilo de tu voz
en el mar y en tus sueños. Era la borrachera
de tu cuerpo o el cuerpo de otro, no recuerdo.
Porque un beso es una isla y nos perdemos
por el todo y la tangente, los Dédalos
del pensamiento humano.