Esa eficacia con que capturamos los colores, grabamos los sonidos, enfrascamos perfumes, congelamos a años luz el sabor del momento; con esa misma eficacia hemos olvidado que también se puede atrapar el día.
Obsesionados por la ley, obsesionados por el amor, pero entre el amor y la ley no dejamos que los animales se coman a nuestros muertos, ni que la tierra, la verdadera fanática, arda.