Entre y entrégueme el camino de su descanso.
Si las letras no fueran puertas no serían nada.
Y si la nada no fuera una puerta, todo
razonamiento sería inconcebible y hablando perderíamos
el tiempo. (que quisiera quedarse en el quicio de las cosas)
Vivo al capricho de un latir titubeante.
O envuelto en un constante crepitar entre los sueños.
Y esto que no es vivir sino dejarse
llevar por el sonido y lo que no es sonido,
entre tu voz, un sueño y sus palabras.