La mujer es un trozo de cristal
que insinúa con romperse,
como trozo, ya roto, de hecho.
Pero ella abominaría de esta metáfora,
tan trasparente como reflectante,
tan sólida como líquida,
moldeable en caliente,
irreversible en el frío,
tanto tecnología como naturaleza,
hecha como el hombre, del barro.