El mismo tono serio de las estrellas que caen.
El esnobismo de la luz tras las cortinas tras las ventanas
arriba por doquier a nuestra altura de un edificio a otro,
presumen de ser humanas, de contar historias.
Yo digo que es pura concomitancia, pero quién soy.
Con qué silbido erótico dejo insinuar misiles o ira.
El mismo tono serio de las estrellas que caen
o siguen su curso plácidamente tintineando, como dicen,
sin parar un momento la apariencia de un exterior que divaga.