Hay demasiados demasiados hablando demasiado.
La demasía, con sus variantes, es un tópico que satura
el panorama poético desde los tiempos de Roma.
Es difícil no encontrar cada día uno o dos
millones de poemas que hablan de alguna demasía.
Demasiados textos se hacen pasar por textos
que no son poéticos y que hablan de la demasía.
Ya tantos demasiados disimulando que no son
demasiados, que no son poéticos, para poder seguir
acusando a otros de que son –los auténticos–
demasiados, son, de hecho, que la demasía
asfixia como una plaga cualquier saludable exceso.
domingo, 17 de mayo de 2015
Burocracia sentimental
Se cae más en el amor que en el suelo.
Se cree más en el suelo que en el amor.
Todo porque el amor no se enseña,
mientras que el suelo es nuestra única lección.
No está bien dicho, y las premisas no están justificadas.
Se flota más en el amor que en el suelo.
Se crece más en el suelo que en el amor.
Lodo por el amor que no se ensaña,
que en el suelo nos muestra la única elección.
Esto es demasiado aleatorio y debe corregirse.
El suelo es el límite notorio de la única ley
a la que tenemos acceso. Porque, aunque
la muerte es más ineludible apenas si llegamos
a comprenderla. De la muerte aprendemos
lo que es el vuelo y el amor lo pisamos más
o viceversas.
Se cree más en el suelo que en el amor.
Todo porque el amor no se enseña,
mientras que el suelo es nuestra única lección.
No está bien dicho, y las premisas no están justificadas.
Se flota más en el amor que en el suelo.
Se crece más en el suelo que en el amor.
Lodo por el amor que no se ensaña,
que en el suelo nos muestra la única elección.
Esto es demasiado aleatorio y debe corregirse.
El suelo es el límite notorio de la única ley
a la que tenemos acceso. Porque, aunque
la muerte es más ineludible apenas si llegamos
a comprenderla. De la muerte aprendemos
lo que es el vuelo y el amor lo pisamos más
o viceversas.
Cuerpo estadístico
Vuelvo a hablar de esta pasta gaseosa,
en la que se mezcla memoria y sudor,
navegación y decoro. Podría ser más
científico; pero hasta los datos se me antojan
una pegajosa dieta para omnipresentes ácaros.
en la que se mezcla memoria y sudor,
navegación y decoro. Podría ser más
científico; pero hasta los datos se me antojan
una pegajosa dieta para omnipresentes ácaros.
Cinismo normativo
Aquí están prohibidos los gatos, pero ellos vienen
sin que pueda evitarlo. En mi corazón no hay
sitio para ellos y ellos se me vuelven arquitectos.
En esta ciudad hay más gatos que ladridos.
Sueño con panteras. Duermo con miradas
y caricias de gato. Se lanzarían sobre mí
si no les importara tan poco. Caminan pianísticamente.
Podrían contarme, si hablaran, todo lo que amo
y no es como yo; pero les gusta el silencio.
En esta ciudad de omnipresentes ladridos
y de melancólicos gatos invisibles.
sin que pueda evitarlo. En mi corazón no hay
sitio para ellos y ellos se me vuelven arquitectos.
En esta ciudad hay más gatos que ladridos.
Sueño con panteras. Duermo con miradas
y caricias de gato. Se lanzarían sobre mí
si no les importara tan poco. Caminan pianísticamente.
Podrían contarme, si hablaran, todo lo que amo
y no es como yo; pero les gusta el silencio.
En esta ciudad de omnipresentes ladridos
y de melancólicos gatos invisibles.
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