domingo, 21 de agosto de 2011

Belleza y humanidad también son lo mismo.
La humanidad y su paisaje, el paisaje
y sus monstruosos sentimientos.
La explosión y el abismo.
Belleza y humanidad se crean a medida
que, rebelde, el hombre se separa de ellas.
Belleza, el diccionario tiene ochenta y tantas
mil entradas con tu nombre. Y las que vendrán.
Sólo en los silenciosos paseos por el fuego o entre las
cosquilleantes orillas que se arriman en la playa,
sólo en el fugitivo delirio de los que estudian
o con la verdadera mujer
resulta fácil no pensar en ti.
Este paisaje sin protagonistas que va a ser
arrugado en una bola de papel por él.