martes, 15 de diciembre de 2015

Merece una explicación

Porque no me muestro, no me entrego,
sino que me escondo entre recursos
y lógicas y emociones trastabilladas.
Pero imaginemos que eso realmente
es lo que soy. Tal vez no sólo, pero sí.
Que es la tenacidad química la que se excita
al acercarse el contoneo de tu cadera,
y que ese es mi amor.
Que es la mecánica de mi imaginación
que despliega sus resortes aprendidos 
a base de protagonizar mis encuentros
y que ese es mi amor.
Que es la artesanía de una cultura,
un cóctel de culturas, toda una fiesta,
que me recuerda a ti, que me perfila
quién eres, y que ese
es mi amor.
Imaginémoslo. Que esto que aún
no ha sido expresado, ni pensado,
pero que surge al paso de tu efecto,
es mi amor,
y que solo soy un gesto, un enunciado,
un cuerpo, que lo bordea
incluso en tu ausencia.