Con tu camino resumes mi cuerpo.
Vuelves de su última conversación
y me tomas a mí como el sendero
de tus pasos, pasos contados con tus
dedos, pulsados dedos por palabras
que ya no están como debiera en tus
labios, ausentes tal vez si fuera
posible tal cosa de sus besos, besos
que martillean como la lluvia este
impreciso sendero.