domingo, 17 de abril de 2011

Tiritaban hasta los céfiros recuerdos.
Se alejaba la luz en un vacío interminable.
(como no rebotaba, nadie podía verla; sólo tú
y yo y también otros, acaso imaginarla)
Rodeado de ese silencio perfecto que no conoció nadie.
(rebota al menos el eco de tu pensamiento)
Y todo esto es verdad. Y todo esto perdido,
arrojado como un estornudo de esperanza.
No me explico la suerte
que has tenido en encontrarla.

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