Se le veía venir, pues era un gigante. no obstante la sorpresa de sus golpes, maza de roble en la izquierda, látigo de hierro en la derecha, caía sobre la sala con la precisión de un cirujano en la espiral de un huracán. Aún veréis volar las copas, el cuadro del Vesubio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario