No es violento este vecino ni siquiera aquel otro de la esquina es feroz ni agresivo, aunque los dos lleven puñales dispuestos para la acometida, pero ninguno de ellos es violento.
Media entre éste y aquel una convención de urbanidad.
Desde la aurora al ocaso, con puñales afilados de acero, la violencia se extiende por encima de ellos. Desde el alba al crepúsculo, con sonrisas de fariseo, la hipocresía se refleja en sus rostros.
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No es violento este vecino
ni siquiera aquel otro de la esquina
es feroz ni agresivo,
aunque los dos lleven
puñales dispuestos para la acometida,
pero ninguno de ellos es violento.
Media entre éste y aquel
una convención de urbanidad.
Desde la aurora al ocaso,
con puñales afilados de acero,
la violencia se extiende por encima de ellos.
Desde el alba al crepúsculo,
con sonrisas de fariseo,
la hipocresía se refleja en sus rostros.
Salud
Francesc Cornadó
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