Imagino a un pintor que nos dibuja: a mí mientras
escribo y a ti mientras lees, no del todo
en dos mundos distintos. Pero al describir
se me olvidan detalles o nunca nacen
de ese enigma o lugar que llaman invención.
A su imagen carente le sigue nuestra realidad
escasa en que no escribo del todo, y no lees
ni al pintor ni a su cuadro. Sin ti y sin mí,
esos pintados, sales a un mundo extraño
amas un mundo extraño
en algún lugar
un corazón soñado.
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