Especialista en cascadas de noche y rápidos de beso tardío.
Competían por lo inevitable.
Echaron a suertes el vacío. Investigaba
si los gestos estaban llenos de promesas.
Parálisis en espiral con ilusiones
ascendentes de labio en labio.
¿No me crees porque me río? Dudaban también
la espontaneidad misma del momento.
La tendencia se había vuelto defectuosa.
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