Estamos solos en los sueños. No hay nadie más.
Me vi buscando con linterna un hombre
entre las calles de la ciudad no era
yo sino yo mismo la luz, la calle, el suelo,
y la noche y la oscuridad y las sombras.
En ese bosque de tejas el paraíso del odio
y del terror. Al detalle cada imaginación,
cada ilusión, objeto o movimiento,
palabra,
no mío sino yo mismo.
Deseo, sólo eres tú mi huésped.
Tú eres el nudo atado a la realidad despierta.
Deseo, puerta que al abrirse convulsiona al mundo
y me lleva al lugar donde habitan
(sueños, sueños vuestros)
vosotros, los que quiero.
Tú eres
un despertar sin momento, sin imagen,
real, como quisiéramos
que fuera
la palabra.
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