Te conocí una vez.
Apenas el ápice de unas pocas palabras.
Esa vez se ha instalado en mi momento.
Esas palabras me edifican y desmoronan.
Tan ausente de ti, tan necesitado,
con tanto odio a aquel que no te conocía,
tan esperanzado de reaparición imposible,
tan destruido por el segundo mismo que te pierdo
A veces te imagino coqueteando con el olvido:
le sonríes y yo
no puedo soportarlo.
Me arrastras, es un abrazo el movimiento
de tu huida, a la debilidad de lo eterno
donde una vez hemos de quedar, beso tras beso.
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