Recurrencia, recurrencia, ¿quién te espera?
No te espera la piedra en la ventisca,
porque es piedra (o eso nos da
por pensar, ajenos nosotros al pensamiento
mismo -y aquí querremos
aquel simbolismo, aquella sensación,
¡significado, significado!
[hay constancia de que el traductor
estaba borracho por dos amores que no
no catalizaban bien su cuerpo escasa
mente instruido así por antiguas culturas
que se arrastran aún a sus mi sus labios manos]-)
y la piedra está en sus asuntos.
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