Primero las fresas;
luego, aunque estuviera antes en el deseo
o en la imaginación (quién
sabe qué se sitúa previo a qué)
a que pertenecen los objetos de los sueños,
visitaremos las simas deprimidas
transcurridas de fuentes, luz robada
y sus consecuencias de celebración
(se inventó el concepto invitación al tiempo
que la intención de dejar vecinos
excluidos y sus consecuencias).
Allí nos esforzaremos en distinguir nos
y distinguir nos nuevamente:
que nadie sea capaz de confusión,
uno de otro, y una vez y otra.
Ahora vengan a recortar los límites,
con sus afiladas directrices, aquello
que el azar de sus educaciones
dicten que debe ser mejor.
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