La solución está en su cintura.
Pero los escribas se engañan
pues mientas dejan su huella
sienten de memoria. ¿Quién
se para a leer a quien escribe
directamente en el acto de los cuerpos,
en la encendida persecución de las pasiones?
Mueve su pose, pues, a desconfianza,
cuando pudieran inesperadamente
llevar razón.
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