Lo que en principio creímos una victoria, resultó algo descorazonador. Con la ocupación de los distintos niveles de estrategias confundidas, redujimos al mínimo el factor tiempo. Con eso creímos ponernos a la misma altura que el plan de fuga original y compensar esa ventaja.
Una vez más, ya contaban con esto. Al ponernos al mismo nivel, comprendimos que la fuga no era un proyecto de futuro, sino que estaba sucediendo ya, ante nuestras narices. Constantemente y en cada acto. No directamente en cada movimiento, pero todo movimiento en la estructura de la estrategia era en realidad un mecanismo de fuga. Así pues, nos quedaba la tarea de encontrar en qué punto o puntos de ese mecanismo se daba realmente la fuga.
Una vez más, ya contaban con esto. Al ponernos al mismo nivel, comprendimos que la fuga no era un proyecto de futuro, sino que estaba sucediendo ya, ante nuestras narices. Constantemente y en cada acto. No directamente en cada movimiento, pero todo movimiento en la estructura de la estrategia era en realidad un mecanismo de fuga. Así pues, nos quedaba la tarea de encontrar en qué punto o puntos de ese mecanismo se daba realmente la fuga.
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