Nunca te pierdo, porque jamás termino
de conocerte. Tú eres la sorpresa
de cada día. La esquina que se tuerce
por error y maravilla.
Eres el desliz del cuerpo.
Eres el equívoco del cuerpo.
Eres el saber de tu lengua que roza lo correcto.
Siempre te pierdo, porque siempre estoy a punto
de conocerte.
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