El cuerpo sucede una vez
y no vuelve a repetirse.
La urgencia del sexo sucede
una vez y no vuelve a repetirse.
La punzada
del hambre sucede una
vez y no vuelve
a repetirse. El agobio, el calor,
suceden, una vez, no vuelven
a repetirse. El cansancio, el ahogo,
una vez, suceden, no vuelven a repetirse.
La vergüenza y la herida,
el placer y el alivio
son igual que el recuerdo: sucede
una vez y no vuelve a repetirse.
Es así,
el picor, el sufrimiento, la enfermedad o
la muerte.
Sucede una vez y no vuelve a repetirse.
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