Vivimos, dicen,
en la era del habla;
pero es un decir por decir,
pues no están
suficientemente corroboradas las fuentes
ni demostrados los argumentos, de hecho,
hay quien dice que aún no hay un catálogo definitivo
en el que se dé por cerrada la lista de tales argumentos.
Hay quien dice además que soy yo quien va por ahí murmurando
estas ideas (algunos que todas, otros que algunas, o incluso que esta duda
es cosa mía); pero lo que yo digo es esto: a ver qué época es aquella que no fuera
la era del habla, o al revés, qué monumental conversación no queda discontinuada
por la tensión de la espera
o el sádico silencio,
que nos llevan
lejos de lo humano.
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