Pasas páginas y páginas. Atraviesas
océanos de zarzas y de malentendidos.
Esta palabra que se enreda en la selva.
Este recuerdo que se diluye en el agua.
Pasas páginas y páginas. Atraviesas
aquellos labios ondulantes y navegas
viento a favor de la locura o el sueño.
Pero te topas con tu cuerpo entre mis brazos
una y otra vez mis desconocidos brazos,
que nada saben sino merodear tu cuerpo
(y el resto es su ignorancia, su ignorancia).
Pruebo otra vez, para pasar la página
con los dedos, pruebo un dedo con la lengua,
la lengua circunda una tormenta en calma:
el hermoso continente de tu cuerpo
implacable derramándose en mi espera.
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