Al
borde de la estupidez, el cinismo y la tristeza.
Nunca renegarás, porque paseas
con la cantinela que te viene a la cabeza.
Él colecciona libros, arranca hojas enteras.
Ella besa los enunciados como una última vez.
Tú crees y subrayas. Tú juegas a los dados.
Han cambiado los códigos y es estupendo:
que otros perfilen el abismo que da límite
a la opinión.
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