Un poso de violencia en cada idea
queda a pesar del mimo y la mesura.
Un peso de derrota en la cordura
queda al pensar de nuevo la tarea.
El corazón que late y serpentea
con cierta magestad su conjetura
va mascullando rabia en una dura
fuerza de luz, de sangre y de pelea.
Cuerpos de historia el rato de su fiesta
maltrata la canción la vida entera,
invente o alimente tanto en esta
tierra de sal, de duente y de quimera.
Salve a la reina roja que nos presta
guiños de plata en tiempos de la espera.
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