La estupidez
es como el árbol que agruesa
y multiplica su volumen,
la densidad del bosque,
la oscuridad de la sombra.
A miles los sonidos se devoran.
Los animales se beben.
El hombre se pierde.
El tiempo se demora.
Sus raíces abrazan lo podrido,
sus ramas se parten por tocar
el relato del sol
que ya otras ramas cantaron.
Sus hojas y sus flores crecen
como etiquetas de productos de fábrica que
devuelven al ser humano a sus orígenes.
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