Pero verás: yo soy un poco
alambicado, necesito
cierto vértigo que robe
como un soplo hacia el final
del precipicio el ánimo,
el entendimiento.
¿Quién me dijo esto?
Intento averiguarlo.
¿Quién me sugirió
que lo volcara al escrito?
Tengo
mis sospechas. Es, de hecho
de las pocas pertenencias que puedo llamar
mías, en la medida
en que tú, con tu ahora,
quieras robarlas.
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