Temprano al exilio, sin demora.
Una camisa, fina para el invierno,
pegajosa para el verano.
Ladrillos para la primavera y libros
para el otoño. Allí hablan de guerra
, palabras fáciles para una economía
tremendamente complicada y efectiva -
no vayas a pensar
que no quepo aún entre tus manos-
para el uso común de los mortales:
hijos del instante, padres de una ficción.
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