Cuidaos de la distancia, es un espía
de no sabemos quién. Aquí hay sitio
para vuestros músculos acaso rotos por la violencia de lo humano.
Vuestros estómagos, hambrientos de nuestros estómagos, hallarán consuelo.
Baile y música excitarán la sangre corrupta por otros ritmos y peores armonías.
Que cada cual ofrezca la canción más hermosa que en la batalla del día supiera encontrar.
Esta noche, los hombres jugarán
con los hombres y las mujeres amarán
a las mujeres. Que nadie acuda al sueño
sin su mordaza de besos y su mortaja de abrazos.
Fuera gobernará el frío
sin piel y la inmensa
oscuridad sin tacto, sin aromas.
Pero será un instante.
Pronto volverá el sol, a sellarnos
de cosas los ojos y de palabras
el adiós.
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