No sé cómo puedo pensar
que sigo hablando el mismo
idioma con el que nací.
Cuanto leo va cambiando
los seres que me dieron nacimiento:
el tiempo, la humanidad, el amor
que me permite atender a los detalles
de las cosas. Si se comprueba que soy
real, pronto me será más fácil inventar
palabras nuevas que utilizar correctamente
las que ya existen. O habré caído
en la demencia.
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