Como mujer comprendo que no quieras renunciar
a esa flor de carne a la que llamas cuerpo.
Por más que cada vez que viajes hasta él ya no esté
ahí, y tú lo sepas como yo lo sé. Es un amante
infiel, sincero y apasionado. Que apenas te conoce.
Me dices: ¡Fantasías!
Como hombre comprendo que no quieras renunciar
a esa lluvia de carne a la que llamas cuerpo.
Por más que cada vez que viajes hasta él ya no esté
ahí y trates de esconderlo como yo trato de esconderlo.
Su imperio cae como él mismo derrotó a otros imperios.
Me dices:¡Fantasías!
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