Extrañas la aventura de tu cuerpo
viajando por un otro a cada hora.
Ves el presente entero de imposibles,
con piedras del ayer en los zapatos.
El tacto ha permitido que tengamos
un ápice del suelo y su estrategia,
y el tiempo sí mantiene en suspensión
ese idioma patético de roces.
No digas que faltaron los avisos,
que fueron intratables los apoyos.
El día, que se enreda como el viento,
traba amistad con signos que conoces.
Cayendo por la curva del bastón
viene el poder hablando nuestra vida,
y, en medio del camino, una ilusión
quiere saber el precio de salida.
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