Tantas horas y el tiempo no sabe.
Nada ha estudiado el tiempo en su labor
ni nada ha sazonado tanto cambiar
de sus cuerpos.
Nosotros que subrayamos y él que no
nos escucha. No sabemos. Tanto
que estudiamos, horas, tanto que queremos
devorarnos, por odio o amor, por horas,
estudiarnos, devorarnos.
Oí por ahí (tal vez es sólo el eco de alguna
fantasía) que somos
el tropiezo de ese tiempo que no sabe,
esa obsesión donde la sangre ha hecho
su morada.
miércoles, 7 de marzo de 2018
El tropiezo de ese tiempo que no sabe
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