El equilibrio es un mito y los límites
fluctúan irregulares sin ritmo predecible.
Pero finjamos que el valor de este acto
puede ser precisado mediante
no divinos números, no radicales,
de sucesión no aleatoria.
Finjamos y metámonos
tanto en la ficción que ya no sepamos
quién perdió la cuenta, quién empezó,
en qué idioma están o estaban escritos
los números, si con los dedos, los ojos
o los labios con los que te pronuncio
sin medida y a veces
hasta sin nombre. Finjamos hasta caernos
y tropezar uno con otro en una lectura
sin término, sin unidad, sin final
y sin aliento.
Igual que quiero, igual que quieres,
sin encontrar nunca, búsqueda
no inventada, no descubierta, a oscuras,
nunca el medio.
martes, 25 de septiembre de 2018
Aura mediocritas
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