La sombra del sol no tiene zapatos.
El hombre, que es sombra de su sombra,
¿cómo se vestirá cuando la duda empiece
a clarear en la madrugada boca de sus palabras?
Ese homínido que abraza,
ese simio que lee,
entraño corazón que, si cocina,
verso, cariño, razón, hace camino.
Pero su nombre no produce sombras,
su poder está todavía colgado
en el futuro. Bebe, amémonos,
digámosle al olvido tu luz
ya no nos interesa.
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