¿Ves ahora el barco de madera,
imitación de aquellos antiguos
que descubrieron un mundo?
El barco fantasma que está
al otro lado del presunto poema,
pantalla o papel, voz o recuerdo.
El viaje simbólico que presumimos
de la intención al sentido y vuelta
hasta dar con el pie de la noticia.
No está. Existe en virtud de una
ficción muy distinta
a esa donde los hombres otra
danzan y sangran.
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