¿Cómo encender el corazón de los hombres?
Tienen en su lugar una esponja de sangre,
un sonajero de guerra, que sigue
en proporción el ritmo de sus puños.
En las terrazas no escribe viento ninguno.
La curva o el cabello feliz juguete.
El cinturón, extraña excusa, recita reciente.
Tal vez viven al precio, dudosamente edredón.
Pero sí, pongamos que me resisto.
Si bien, ese viejo viejo remo no lo recuerdo
en timbre, rencor, tormenta, museo ninguno.
¿Cómo encender el corazón de las mujeres?
Tienen en su lugar una esponja de sangre,
un sonajero de guerra, que sigue
en proporción el ritmo de sus puños.
lunes, 11 de febrero de 2019
Incendio
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