Muerde la distancia, amiga,
hasta que el mar no se note,
que no se pueda pensar
sino este sueño de cobre
que siembra en un cuerpo libre
todo un mundo de prisiones.
El espacio ya no vale
como espacio
Pudiste saldar la deuda
de una noche y otra noche,
cuando borrabas las olas,
cuando guardabas los roces,
y no ahora que en la boca
llevo la sal de tu nombre.
1 comentario:
Te dejo un saludo, he estado un ratito por aquí, te sigo desde hace poco y creo que es el primer comentario que te hago. 😊
Un abrazo
Publicar un comentario