Trastocada, la precisión de las cosas,
ya solo queda vivir fuera del tiempo
y las ideas. No se acostumbra la ciudad
al río, ni el árbol a las montañas.
El ave aún no ha aprendido el viento
y los cuerpos no saben
hacerse nidos de los cuerpos.
Por eso aquí y allá, calles y causas, aquí
y allá, amigos, estudiantes, apuntes y
plazas. No se acustumbran las palabras
a los dedos, ni los dedos al sueño,
ni el sueño al latido, ni el latir
al momento en que te marchas.
miércoles, 22 de mayo de 2019
Tiempo de injusticia
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