Vamos, llama a los prisioneros, la ciudad
ha desaparecido. La luz
está llena de intrigas, jaleosa, porque
los semáforos deambulan a sus anchas
-algunos corretean lujuriosos en busca
de promesas- y pronto será el caos.
Hay que darse prisa, antes de que las calles
se estiracen en el olvido de esta mañana
sin rumbo, de esta siesta biológica,
de este amor ahogado sin receta.
Es nuestra obligación; si no, el arte
hará la ley sin nosotros,
los guardias, los vigilantes,
los auténticos ciudadanos
libres
entre besos.
martes, 30 de julio de 2019
En ocasiones no acaba la noche
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1 comentario:
En estas noches larguísimas crujen las estructuras de los edificios, las dilataciones de los materiales entonan un canto inquietante, las cañerías se desifonan y emiten un ruido gutural, parecen oirse las tuneladoras de las carcomas y la atmósfera se hace densa como una lámina de tela asfáltica.
Salud
Francesc Cornadó
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