Era nuevo, original, con ese aroma inconfundible a triunfo.
Salieron a celebrarlo, bebieron toda una noche en cualquier bar.
Tanto que se olvidaron de comentárselo a alguien.
Estaban deslumbrados, con las aplicaciones, el potencial, las ópticas posibles.
Reían y soñaban a carcajada limpia
los inventores
del pesimismo.
1 comentario:
...por fin algo que pudiera hacer frente al monopolio de la esperanza (de la que cuentan que cuando se enteró, buscó un puente donde lanzarse).
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